y la vida se deja engañar por el tiempo,
y el tiempo, que cuida del mundo todo,
debe detenerse. (W. Shakespeare)
Saludos lectores,
Otra vez voy a hablar de Aldous Huxley pero esta vez con algo que no tiene nada que ver con la ciencia ficción, con una gran obra aparte de su trayectoria literaria. Escribiré brevemente sobre El tiempo debe detenerse. Título que Huxley tomó prestado de los versos de Shakespeare que amablemente os he escrito al inicio de la entrada. Esta novela la escribió en 1944 en pleno seno de su época mística, así pues puede considerarse como un ensayo filosófico-religioso que casi roza al psicoanálisis de todos sus personajes.
La trama en si puede parecer en extremo sencilla, se trata de las desventuras de Sebastián, un adolescente extremadamente tímido de engreída alma de poeta, un muchacho de diecisiete años atrapado en un cuerpo que inspira cariño y ternura debido a sus facciones infantiles. Pero eso tan solo es el pretexto para hablar de algo mas profundo, sus mentiras, sus enredos y las consecuencias de todo ello sirven de fondo para que los caracteres humanos se muestren bajo nuestros ojos en toda su magnitud y su gloria. Capítulo a capítulo Huxley va desgranando el comportamiento humano hasta llegar al epílogo dónde se muestra la humanidad en toda su grandeza y en toda su miseria; la preocupación espiritual y religiosa se refleja en un alarde de superación analítica.
Con uno de los personajes, Eustace Barnack, el lector puede descubrir el más allá de un espíritu torturado. Un lugar lleno de luces titilantes que llaman tu atención, dónde los actos más placenteros de tu vida te son mostrados como aberraciones de la naturaleza y dónde, por supuesto, el tiempo no existe. A través de Bruno Rotini podemos acercarnos a creer saber qué es aquello del conocimiento que da la paz interior, la paz del alma. Y con Sebastián recorremos el camino del dolor y la decepción que lo conducen hacia su meta personal, eso si a costa del abandono de su cuerpo a la maldición de la culpabilidad perpetua. Con Victoria descubrimos la auténtica majestuosidad de la femme fatale cauta, calculadora y absolutamente contundente en sus determinaciones. Mientras que con la señora Ockham vemos reflejado el insaciable espíritu maternal de una viuda cuarentona que intenta saciarlo a costa del desventurado Sebastián. La señora Gammble es la decrepitud de la vejez, la ceguera tanto física como intelectual hacia el mundo que la rodea y la obsesión hacia los fantasmas y las tinieblas del más allá al que ella parece burlar año tras año...
Y bueno, creo que esto es lo básico que hay que saber para adentrarse con ganas en este poco común mundo de Huxley.
6 comentarios:
adentrarse con ganas.
Lo pongo en mi lista de pendientes. Ya que Shakesppeare viene a cuento, debo decir que estoy al borde del final de Hamlet! Y me hace muy contento. A ver si me animo a pasarte alguna crónica ;)
Dani
Oye pues si, me gustaría colgar una crónica de Hamlet escrita por ti en mi blog :)
Yo lo leí el año pasado en un venazo de lectura teatril clasica y me gustó mucho, de veras.
Te pedí una entrada sobre Ciencia ficcióa y me diste miles, muchas gracias. Me las he leído todas pero no he tenido tiempo para comentar. He descubierto que de Huxley aún me queda mucho por aprender y por leer también. Chica, nos abres puertas!
Jaja, Gracias L.M. ya sabes que yo abrí el blog con la intención de que participase todo el mundo y ya ves lo mucho que me ha costado escribir sobre Ciencia Ficción...
Aunque mentiria si no dijese que yo ya empezaba a desesperarme porque digo, oye este hombre me pide una entrada le doy 5 y ni se pasa por quí. Pero tu tranquilo eh que yo se que tu carrera e smuy complicada y que te quita tiempo y que casi ni puedes vivir. Y ahora que me has aclarado que te las leíste todas ya no te guardo ningún rencor :) Anda, espero que cuando tengas un ratito me comentes en las entradas anteriores ¡que se que eres fan de Bradbury!
Hola, un cordial saludo. ¿De que obra de W. Shakespeare proviene la cita con la que Huxley da inicio a esta excelente novela? Muchas gracias.
Hola Rubén,
lo cierto es que no lo sabía y tampoco lo ponía en el libro. Pero lo he buscado por internet y he encontrado una página Argentina que dice que pertenece a Enrique IV.
Te dejo el link por si te interesa: http://www.biblioteca.clarin.com/pbda/teatro/enrique/b-372161.htm
¡Muchas gracias por pasarte por mi blog!
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